lunes, 21 de octubre de 2013

vos que sos astillas desparramadas. 
vos que sos ese vidrio que antes dividia las cosas 

y desde que está herido se transformo en lo dividido.
vos que sos las palabras. 
vos que sos un cofre dorado escondido adentro del estómago 

de un animal mitológico que nunca vamos a poder matar.
vos que sos el perfume de una naranja perfecta 

habitada por todas las estaciones.
vos que sos un fractal.
vos que sos la carta que volvió porque no había nadie en casa.
vos que sos un cuerpo que esta hecho de memoria de otras vidas 

y de caricias de otros cuerpos iguales.
vos que sos un relámpago.
vos que sos un caballo negro trotando y estás tan hermoso levantando polvo en el horizonte.
vos que sos una autopista.
vos que sos el sonido de un cuchillo cortando papel.
vos que sos un cartel con una flecha que indica que hay que seguir.
vos que sos sin nombre porque nadie te sabe nombrar.
vos que sos un beso de despedida.
vos que sos un bosque.





martes, 8 de octubre de 2013

que si prendes fuego los metales
se retuercen
se derriten
y se doblan
y podes hacer una casa
una espada
o las vías de un tren que vaya muy lejos.

que existen las tortugas y otros animales
los que vuelan
los que nadan
y los que todavía no vimos nunca
porque viven escondidos
y son casi como monstruos.

que este año igual que todos
ya hubo invierno
y que fue duro.

que se te callan las letras
que se te muerden las uñas
que se te olvidan las cosas
y que eso no querías.

que las canciones son dibujos
que los dibujos son galaxias
que en las galaxias hay esquinas
que en las esquinas nunca hay sombra
y que en la sombra lo arreglamos
si brillamos.

que bailamos
que gustamos
que dejamos.

botón

coser un botón al vestido 
tocar la guitarra
acordarme de los ojos de mi abuela
muy azules muy azules
andar en patineta mental por la tarde
enseñar música
no juzgar las cosas
preparar el té
lavar la ropa
subir a la terraza a colgar la ropa
(viento, sé bueno y no te lleves las sábanas nuevas)
pintar las uñas negras
no sé si me gustan mucho
tan negras tan negras
como el color del vestido al que le faltaba un botón
y ya lo arreglé
así como me enseño mi abuela un día
mientras mirábamos tele
y cada tanto me convidaba un gajito de naranja
dulce, maestra y fría igual que ella.