jueves, 6 de marzo de 2014

el hombre interior



el hombre interior
duerme con un revólver cargado
en el primer cajón de la mesa de luz.
al lado de ese hombre 
duerme una mujer que no tiene cara.

el océano

que hermoso,
mucho mas hermoso que el mar,
y no es hombre ni mujer
ni está dormido ni se va a despertar.

los disparos son gritos
estoy aturdida
y por momentos no puedo oir otra cosa .
aún asi
nunca impactarán contra el fondo
porque la hondura es mucha:
son kilometros hacia adentro,
muchos más que las trayectorias
de las balas dislocadas
de las balas contracturadas
de los balazos en la infancia.


cuando entren en el océano,
las balas, 
quedarán suspendidas.
el silenciador del agua
las ahogará en una corriente fría
y las llevará lejos.
quizás alguien las encuentre un día
dormidas al borde de un coral
oxidadas de algas vivas
y entonces serán un tesoro anacrónico
cómo la perlas de una ostra negra
nacidas del fuego
y muertas en la humedad
de la pólvora que ya no.


hace días que el hombre interior
no vuelve a dormir a esa cama.
el cajón de la mesa de luz
está cerrado con llave
y ha desaparecido la cerradura.

hay una mujer dormida
del lado tibio de las sábanas.
respira como un paisaje a contraluz
y es hermosa
mucho más hermosa que el mar:
lo sé porque le estoy besando las pestañas.






















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